El Intruso

El Intruso - Historia de Verdad de Terror

Suelo verlo, pero es una jugaba de mi mente, una mala jugada, cuando estoy solo, en el reciento que arriendo para poder tener "un techo"... pienso demasiado en que escribir para poder desatar ese suspenso inquietante y el tan buscado miedo. Darle ese espacio a mi cabeza, me está deteriorando, suelo verlo, pero es una jugada de mi mente, una mala jugada... cierta noche, mientras intentaba dormir, sé con firmeza que algo me miraba, no intenté verlo, una polilla se detuvo en el pulgar de mi pie derecho, la incómoda situación incitó de inmediato que abriera los ojos, estaba ahí, viendo de reojo, llevaba lentes, los mismos que se anteponen a sus rojos ojos, lúgubres, penetrantes, siniestros. Su frente alopécica llamó mi atención. Sonrió y se escondió en el catre de abajo...cerré los ojos, creí estar soñando y así fue, una pesadilla novedosa que decidí plasmar en esta confesión.

Como cualquier otro día, después de revisar mis redes, escuché entre en silencio de la medianoche, un ligero golpe proveniente de mi tocador, dejé el celular al lado, me acerqué, prendí la luz, el sonido se originaba por los golpes que una polilla daba al espejo, me molesté e inmediatamente la maté. Apagué la luz, guardé el celular y dormí... habrán transcurrido unas horas, cuando nuevamente, un zumbido me despertó, la silla de mi escritorio no se encontraba en la posición que la había dejado. Pensé en que carajos pasó, cerré los ojos y cuando los abrí nuevamente, estaba presente, el desgraciado acosador me miraba fijamente los pies, los mismo que traía descubiertos, la silla cubría todo su cuerpo pero él, sacaba su mirada de entre la parte delantera de la misma. Sus ojos rojos, esos mismos que no puedo dejar verlos cada vez que recuerdo su hórrida cara. Se quitó los anteojos, pude ver su pálido rostro sonreír nuevamente. Bajó la cabeza y no pude verlo más, cerré los ojos. los abrí nuevamente y estaba en la misma posición que la de mi pesadilla, esa pesadilla que me frecuenta. Últimamente no he podido dormir bien, hay una brisa fría en mis pies, es paulatina y repetitiva. Sé que es su respiración, lo sé, porque si no está en la silla, puede estar en el catre, esperando el momento oportuno para perturbarme. Ahora, antes de dormir, tiro a suelo mis sillas cierro bien la puerta del tocador, no quiero continuar con éste suceso, basta decirles cómo última anécdota, la siguiente... cuando dormí, con la espalda libre y en dirección a mi escritorio, esa brisa se hizo presente en mi oreja derecha... un alarido muy apagado, como si fuese un suspiro aterrador y agonizante, ese escalofriante sonido, me despertó inmediatamente, me senté en el borde de la cama, algo sudado, somnoliento y aturdido. las sillas seguían tiradas, el catre estaba tapado, descuidé mi espalda un momento y el atrevido ahora intentaba jodérmela. Fue gracioso, ahora era yo el quien sonreía. Bebí algo de agua, posteriormente abrí la puerta del tocador, quise orinar, en total oscuridad, buscaba el interruptor de luz, y cuando lo encontré una mano la ocultaba, me asusté, no puedo negarlo, retiré la mano, volví a ponerla donde debía, cuando activé el interruptor y el foco se encendió, me acerqué a lavarme el rostro, miraba el caño mientras poco a poco dirigía el agua de mis manos a mi cara. Abrí los ojos, húmedos por cierto y en el reflejo de mi espejo, pude verlo... el hijo de perra estaba en mi escritorio, sentado, risueño como siempre... cerré y abrí los ojos, pero ya era tarde, no había nada que ver, había visto mucho... apagué la luz y volví a mi cama, tuve mucho frío esa noche, más aún porque la brisa ahora se estrellaba en mi frente... menos mal, mis ojos no pueden llegar a tal dirección.

Ahora, estoy por ir a dormir, mientras escribía todo esto, solo y a oscuras, una polilla me ha molestado en todo momento... lo curioso es que cuando comencé a recordar a éste ente, sentí la brisa en mi nuca. Hoy encontré una foto de mi durmiendo en mi celular, asevero, vivo solo.
A este paso, tendré que dormir con la luz prendida o tal vez, desearle las buenas noches.

Relato basado y adaptado en tres pesadillas continuas que he tenido imagen referencial a lo que he podido ver en mis sueños. Confesión dada hace poco en un estado. Penúltima noche que soñé con él. Adjunto el estado entre paréntesis para el realce que éste necesita.

(Debo confesar algo, no puedo dormir si mi espalda queda vulnerable, es decir, no está al lado de la pared. Siento o creo que alguien o algo podría estar ahí detrás, respirando o viéndome. Siempre pienso eso antes de dormir, esto no es cuento o fragmento. Es algo que siento. Buenas noches. 27 de Setiembre 00:17 horas.)

Autor: Gaspar

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