
Marilyn, una chica muy alegre y popular entre los hombres, ya que su belleza era tal que la hacían sentirse poderosa. Un día se presentó a su escuela, un día normal, amigos, relajo, planes para salir, su novio y sus clases aburridas. Pero no imaginaba que eso cambiaría.
Ella era la jefa de las porristas, encargada de las coreografías y equipo. Ese día fue a la bodega a dejar el equipo prestado. Al entrar vio una chica encima de un cuerpo, por la falta de luz no se distinguía si era hombre o mujer, la chica estaba besándole el cuello y jaloneando las ropas, Marilyn solo dejó el equipo a la entrada y se salió
-Se pasan, deberían hacerlo en su casa o un hotel, pensaba camino a su aula. Llegó y un tumulto de alumnos observaban por la ventana, por la parte de afuera una familia molesta protestaba y exigía justicia para su hija desaparecida ya hace 3 días, la madre decía que ella la dejó en la puerta pero cuando vino por ella nunca salió. Los maestros argumentaban que posiblemente se había ido con algún amigo, pero no fue así.
El profesor de la clase de Marilyn entró dando la orden de que regresaran a sus asientos. Las clases casi terminaban y la directora interrumpió para dar un anuncio de suma importancia
Alumnos, por órdenes superiores la salida será solo con alguien que venga por ustedes, ya que una alumna no aparece, no quiero que se repita, y si alguien sabe de esta compañera, háganmelo saber.
Al salir mostró la foto de la desaparecida, a Marilyn se le enfrió la sangre, los recuerdos la atacaron de golpe, era la misma niña que estaba besando a la otra, así que salió corriendo gritando que ella la había visto. En el camino bocearon otra desaparecida, pero con el alboroto que se había causado nadie hizo caso, Marilyn llegó primero que todos, abrió la puerta y su terror no era para menos. Al encender la luz, vio que todo el interior estaba cubierto de rojo y de entrañas. Aterrada, Marilyn observaba todo el lugar y vio claramente como algo o alguien caminaba por el techo, saliendo por el conducto de respiración, pero pudo ver el rostro se aquello y en efecto era la primera desaparecida, solo que su cuerpo estaba deforme, manos fuera de su eje, piernas y torso volteados, el pelo era color era verde, estaba lleno de musgo.
La chica quedó perpleja cuando miró hacia abajo. Ahí había un cuerpo totalmente abierto y vacío, ningún órgano o tripa, lo único intacto era la cabeza. La directora llegó y gritó aterrada al ver la cruda escena, otra maestra tuvo que apagar la luz y cubrir el cuerpo, bueno lo que quedaba, tomó a la tutora y a Marilyn y las sacó del lugar.
Ambas estaban aterradas, nunca habían visto esa escena, ni siquiera en alguna película de terror. Fueron llevadas a la dirección para que dijeran lo que vieron, pero al dejarlas solas para que se calmaran comenzó el verdadero terror. Las luces comenzaron a parpadear y en cada parpadeo cambiaban de color. La tutora se metió a un armario y sujetó fuertemente la puerta impidiendo que Marilyn entrara también para esconderse
¡Vete, aquí estaré segura, no entiendo lo que pasa. Aléjate!
Gritaba una y otra vez hasta que, de pronto, todo quedó en completo silencio... hasta que unos ruidos rompieron esa fugaz tranquilidad. Los ruidos procedían del armario, como si pelearan, se oían como rasguñaban las puertas de una manera desesperada. Eso continuó por un par de segundos hasta que, de nuevo, silencio absoluto.
Marilyn, llena de valor, caminó hacia dicha puerta temblando y con su corazón a punto de explotarle, tomó la perilla, pero en ese momento un charco comenzó a formarse a sus pies, sin pensar e ignorándolo, abrió la puerta. Al abrir sus ojos la fuerza de sus piernas la abandonó, cayó al piso, los ojos se le salían de la impresión, la que fue alguna vez su directora ahora era un pedazo de piel incrustado en las paredes de ese armario. Igual que la otra chica, estaba abierta y vacía.
Perpleja por lo visto y sin poderse mover, comenzó a llorar, un llanto de terror, deseaba despertar de esa pesadilla. Las luces se normalizaron, pero de pronto sintió un aliento pesado cerca a su cuello, un aliento frío, con olor a sangre fresca. Marilyn volteó y una boca llena de puro colmillo se le vino encima, ella no podía moverse ni gritar, así que solo se ofreció a su creador y pidió clemencia y perdón para su atacante.
Pero nadie vino a ayudarla. Del otro lado de la puerta solo se escuchaban mordidas y chorros de sangre salir...
Autor Invitado: Roberto C. Castillo