El Guerrero Más Allá Del Tiempo

EL GUERRERO MÁS ALLÁ DEL TIEMPO (cuento fantástico): Varios excursionistas habían desaparecido misteriosamente en una zona boscosa de Virginia y, aunque las autoridades culpaban a un escurridizo psicópata, Daniel Hunter, el cazador inmortal con sangre de vampiro, tenía otras ideas al respecto. Guiado por su sexto sentido, se internó en aquel bosque acompañado por su único amigo, el cuervo parlante Mister Poe (reencarnación del célebre escritor homónimo) y se enfrentó al demonio que había devorado a los excu

Varios excursionistas habían desaparecido misteriosamente en una zona boscosa de Virginia y, aunque las autoridades culpaban a un escurridizo psicópata, Daniel Hunter, el cazador inmortal con sangre de vampiro, tenía otras ideas al respecto. Guiado por su sexto sentido, se internó en aquel bosque acompañado por su único amigo, el cuervo parlante Mister Poe (reencarnación del célebre escritor homónimo) y se enfrentó al demonio que había devorado a los excursionistas. Cuando vio al monstruo, Mister Poe le dijo a Daniel:

-Ten cuidado. Ese es un demonio muy poderoso y, aunque no creo que te cueste mucho vencerlo, ya sabes por experiencia lo que pasará cuando lo mates.

Daniel no se molestó en responder y se arrojó sobre la criatura con su espada en la mano. El demonio era, ciertamente, muy poderoso, pero esa fue precisamente su perdición. Pensando que Daniel no sería rival para él, ni siquiera se molestó en defenderse y, cuando comprendió que su adversario no era un hombre normal, ya era demasiado tarde. Solo tuvo tiempo para infligirle a Daniel una leve herida en el rostro, antes de que la espada del cazador se hundiera en su cuerpo y lo devolviera al Infierno. Sin embargo, cuando el demonio murió sucedió lo que Mister Poe se había temido: durante sus últimos estertores emitió tal cantidad de energía oscura que provocó una distorsión temporal, lo cual hizo que tanto Daniel como Mister Poe fueran arrastrados al siglo XIX. De todas formas, no era la primera vez que les sucedía algo así y contaban con volver al siglo XXI, después de que la energía del demonio se hubiera disipado. Mientras tanto, podrían aprovechar su tiempo buscando algo de comer en el pueblo cercano, que por aquel entonces solo era un caserío formado por toscas casas de madera. Cuando llegaron a la aldea, Daniel reconoció las casas y dijo, sin disimular su sorpresa:

-Estoy seguro de que este es el lugar donde mi madre y yo vivimos durante algún tiempo, allá por la década de 1830, cuando todavía era un niño pequeño.

Mister Poe comentó, interesado:

-¡Vaya, esto promete! Me gustaría saber qué sucederá si te encuentras contigo mismo.

-Lo veo improbable, pues no vivíamos exactamente en el pueblo, sino en una granja situada a algunas millas de aquí. Y casi nunca nos acercábamos a la aldea, por miedo a que alguien nos hiciera demasiadas preguntas y acabara sospechando que yo era el hijo de un vampiro.

Daniel se interrumpió cuando pasaron a su lado varios jinetes armados, que atravesaron el pueblo al galope antes de desviarse hacia la campiña cercana. Se llevó la mano a la empuñadura de su espada y dijo en voz baja:

-¡También recuerdo a esos hombres! Son los mismos bandidos que un día como hoy asaltaron nuestra granja e intentaron matarnos.

Antes de que Daniel pudiera hacer nada, Mister Poe le preguntó:

-¿Y qué hiciste tú cuando esos bandidos llegaron a vuestra granja?

-¡Yo entonces no podía hacer nada! Mi naturaleza de vampiro aún no se había desarrollado y solo era un niño normal. Nos hubieran matado a mi madre y a mí, de no ser porque en el último momento alguien acudió para salvarnos.

-¿Y recuerdas quién fue ese “alguien”?

-Solo lo vi durante unos instantes y nunca llegué a saber su nombre, porque se marchó antes de que pudiéramos darle las gracias. Pero tengo el vago recuerdo de que era un espadachín vestido de negro y, aunque apenas tuve tiempo de verle la cara, estoy seguro de que le sangraba una mejilla.

-¡Mira, ahí hay un charco de agua limpia! Te recomiendo que le eches un vistazo a tu reflejo.

Daniel hizo lo que le había sugerido el cuervo y vio que su mejilla derecha estaba cubierta de sangre, pues la herida que le había infligido el demonio antes de morir aún no se había cerrado. Entonces comprendió y dijo:

-Parece increíble, pero es verdad… Yo soy el espadachín vestido de negro con sangre en la mejilla… es decir, que hoy debo rescatarme a mí mismo. ¡Pues que así sea! Si me muevo con rapidez, alcanzaré a esos bandidos antes de que lleguen a nuestra granja.

Pero Mister Poe contuvo el ímpetu de Daniel y le dijo:

-¡No tan deprisa! Ten en cuenta que, para ser fiel a tus recuerdos, debes intervenir después de que ellos hayan atacado vuestra granja, pero no antes. Si no les dieras tiempo para llegar allí, estarías cambiando tu pasado y también tus recuerdos.

-¿Y qué hay de malo en eso?

-¡Piensa un poco! Si lo hicieras, provocarías una paradoja temporal de consecuencias nefastas. Vas a rescatar a tu Yo del pasado gracias a que tienes sus recuerdos del ataque que sufrió (es decir, que sufriste… o, mejor dicho, que vas a sufrir en breves). Pero, si te salvaras a ti mismo (o sea, a tu Yo del pasado) antes de que se produjera el ataque, tu Yo actual no tendría esos recuerdos, porque entonces tu Yo del pasado nunca habría llegado a saber que unos bandidos habían planeado atacar su granja. Y, si tu Yo actual no tuviera esos recuerdos, no vería motivos para intentar rescatar a tu Yo del pasado, de modo que los bandidos acabarían con él sin que tú pudieras ir a rescatarlo. Y, en ese caso, tú ya no estarías aquí, porque habrías muerto en la infancia, de modo que toda tu historia se vendría abajo. ¿Entiendes?

-¡No!

-¡Ay, esto es lo malo de ser un genio! ¡Nunca conseguiré que nadie me comprenda!

Daniel, enfadado, murmuró, mientras se dirigía en persecución de los forajidos:

-Al menos, sí ha conseguido una cosa: hacerme perder el tiempo. Ya no conseguiré alcanzar a los bandidos antes de que asalten la granja.

-Bueno, pues precisamente de eso se trataba. Ahora ya puedes atacarlos cuando quieras.

Mientras Daniel y Mister Poe se dirigían hacia la granja, los bandidos ya habían llegado allí. Gracias a las indiscretas palabras de un jornalero borracho, habían averiguado que la madre de Daniel tenía bastante dinero y que aquel día estaría sola con su hijo. Por otra parte, la aldea estaba demasiado lejos para que alguien acudiera en su ayuda, así que no tuvieron ningún problema para apoderarse de Daniel y de su madre. Tras atarlos y amordazarlos, el jefe de los bandidos (que era tan aficionado a las mujeres como a los niños) se los llevó a un dormitorio, donde pensaba violarlos a ambos antes de cortarles el cuello. Pero entonces entró en aquel cuarto la versión adulta de Daniel con su espada en la mano. El bandido tuvo tiempo de sacar su pistola, pero Daniel se la arrancó de la mano (junto con varios dedos), mediante un preciso mandoble. El criminal chilló de dolor, le dirigió una mirada llena de odio y le dijo:

-¡Maldito cerdo! Pero mis amigos tienen que haber oído mi grito, así que cuando lleguen…

-¡No llegarán nunca! Ya he acabado con todos.

Dicho esto, Daniel derribó al sorprendido jefe de la banda mediante un demoledor puñetazo en el rostro. A continuación, se preparó para desatar a su madre, pero entonces advirtió que tanto esta como su Yo del pasado se habían puesto muy nerviosos y no dejaban de gemir, como si intentaran desesperadamente decirle algo y sus mordazas se lo impidieran. Entonces Daniel recordó el susto que se había llevado su Yo del pasado, cuando el pequeño Daniel vio cómo el último bandido superviviente había intentado acuchillar la espalda de su misterioso salvador (es decir, su propia espalda). Mediante un movimiento fulgurante y casi automático, Daniel, que afortunadamente aún no había envainado su espalda, se dio la vuelta y le cortó una mano al hombre que estaba a punto de clavarle un puñal entre los omóplatos. Aquel bandido huyó gritando de dolor y dejando una estela de sangre a su paso, con lo cual el problema pudo darse por definitivamente solucionado. Todo se había desarrollado de acuerdo con los recuerdos de Daniel, de modo que la historia permanecía intacta, tal como permanecía impresa en su memoria. Desató a su madre y a su Yo del pasado, pero se marchó a toda prisa antes de que se hubieran quitado las mordazas, para que no tuvieran tiempo de hacerle preguntas a las que él no podía ni quería contestar.

Al salir de la granja, se encontró con Mister Poe, que lo esperaba posado sobre una valla de madera. Tras dedicarle una última mirada de nostalgia al hogar de su niñez, Daniel Hunter volvió al siglo XXI acompañado por Mister Poe, segundos antes de que su Yo infantil, que había salido en su busca, pudiera encontrarlo.

 

 

 

¿Te gusto? Te recomendamos...